2 oct 2013

Evolución de la Educación en Occidente

Etimológicamente la palabra educación significa “evolución de dentro hacia fuera” ya que deriva de las voces latinas exy duco. Sin embargo las aportaciones epistemológicas más serias tienen una aspiración común: la perfección. Los fines y metas de la educación, evolucionan y responden a las aspiraciones de la sociedad patrocinante y habrán de lograrse a través de la Pedagogía, entendida ésta como “ciencia de la educación”.

En las culturas precolombinas del continente Americano, la educación estaba supeditada a los intereses religiosos y a las tradiciones; la instrucción carecía de estructura formal y sus tareas principales, estaban a cargo de la familia. 

Se calcula que fue hacia el siglo V a.C. cuando florecieron las ciudades helénicas; con ellas nacieron las bases de un sistema educativo del que hemos heredado algunas premisas importantes: los griegos concibieron la educación como un proceso de integración del ciudadano en la polis(ciudad-estado). 

En Esparta se privilegiaba la formación física, militar e intelectual bajo rígidas reglas de disciplina. El joven era preparado principalmente para defender con las armas a su ciudad, aunque también recibía instrucción artística (música, danza, canto), gimnasia y deporte. Las prácticas educativas en Esparta se enmarcan en la disciplina y la rudeza propias del ejército. 

En Atenas, la educación se orientaba al cultivo del cuerpo, la mente y el espíritu. La escuela promovía el uso del razonamiento y la crítica en constantes eventos públicos. El estado era el gran regulador de la educación, pero se respetaba la ingerencia cívica y moral de los padres sobre los hijos. 

Con el incremento de la complejidad social, surge la necesidad de encargar la educación a personas e instituciones especialmente designadas para tal fin, y en un principio estas fueron esclavos o ex esclavos. El instructor de los niños pobres recibía el nombre de paidotriba o golpeador de niños lo cual nos indica la rudeza con la que se ejercía la enseñanza; en contraste, la decencia, la moderación, las leyes, la religión y la moral eran atendidas por un magistrado al que se llamaba sofronista.


De esta etapa podemos concluir que el paradigma educativo privilegiaba a los varones ricos y poco hacía por los pobres y las mujeres. Lo importante para los hijos dela aristocracia era perfeccionar el cuerpo, el espíritu y prepararse para gobernar; en cambio los hijos de personas pudientes pero no aristócratas debían prepararse para servir en el ejército a su patria. 

El alumno era considerado como un homúnculo o adulto en miniatura por lo que su educación incluía mucha rudeza, disciplina y responsabilidades de los mayores a temprana edad. Los fines de la educación eran simples: servir al ejército, a la patria, cultivar el cuerpo y el espíritu. Los contenidos educativos eran los que servían a la milicia, la administración pública, música, arte, filosofía, literatura y estética del cuerpo. La metodología se centraba en la exposición, el verbalismo, el entrenamiento directo o el reposo y la contemplación dirigidos.

Familia romana
El pensamiento pedagógico de los griegos influyó en los romanos, que aunque tenían coincidencias también albergaban diferencias notorias. En Roma los contenidos educativos eran determinado de alguna forma por los hombres de la comunidad de acuerdo con sus expectativas como pueblo, de tal forma que el compartir experiencias de padres a hijos era prácticamente una estrategia pedagógica, una especie de laboratorio en el que los niños experimentaban tempranamente su ciudadanía. Variaban los contenidos (agricultura, lengua escrita, conocimiento de su cultura, para los niños de familias no aristócratas), pero prevalecía la experiencia como estrategia de enseñanza.

Los niños de Roma se formaban básicamente en la familia, la tradición y las costumbres de sus mayores. A los siete años el litteratorles enseñaba a leer, escribir y contar. Trabajaban sobre tabillas de cera y sabían usar el ábaco. Hacia los trece años pasaban con el grammaticuspara aprender literatura griega y latina, gramática inicial, aritmética, geometría, astronomía y música. La educación superior se impartía en las escuelas de retórica y de oratoria; en ellas se enseñaba filosofía, historia, crítica literaria.

La escuela de la Edad Media, bajo la dirección eclesial, está preocupada por el espíritu, trabaja para modelarlo y someterlo al agrado de Dios, privilegia la escuela silenciosa y de auto flagelo, la humildad y el sacrificio como métodos de preparación para la vida eterna. La educación es por lo tanto dogmática, verbalista, memorística, sustentada en los saberes del maestro.

El control de la Iglesia llegó a tal extremo que ella determinaba qué estaba permitido enseñar, a quiénes se les podía enseñar, cuánto de cada materia, y en dónde se les debía enseñar. El resultado es adivinable: la mayoríade la población era analfabeta; el segmento de la población educado era aristócrata o del clero.


Las universidades surgen en los siglos XII y XIII como continuación de las escuelas monacales y catedralicias. En un principio estuvieron bajo el dominio de los escolásticos (nombre que se daba a los teólogos y filósofos medievales) y dedicadas al el estudio de la filosofía de manera preponderante. Destacan en esta época santo Tomás de Aquino y Juan Duns Escoto. 

Rompiendo con los viejos moldes de la Edad Media, en el Renacimiento emerge con fuerza inusitada la cultura clásica y la ciencia; renace la confianza en las grandes posibilidades humanas. Entre los siglos XV y XVI surgieron importantes pensadores con ideas para la renovación pedagógica, entre otros Erasmo de Rótterdam, Michel de Montaigne y Luis Vives que impulsaron la idea de cultivar al ser humano integralmente, es decir, brindarle una educación capaz de responder a sus intereses físicos, mentales, estéticos y espirituales. 

La escuela tradicional establece lo que inamoviblemente debe aprender el niño, utiliza un solo método con todos y siempre: la exposición, la memorización y los golpes. La naturaleza nada tiene que ver con el salón de clases. La escuela está prácticamente divorciada de la realidad. La escuela tradicional no es algo que haya terminado con el paso del tiempo, es una práctica que hoy mismo puede estar perfectamente instalada en miles de salones de clase. 

De hecho las ideas pedagógicas de otros pensadores iban en el mismo sentido, es decir, por sustentar la educación en la observación de la naturaleza y enel respeto a los intereses del niño, a fin de contrarrestar el intelectualismo de la Edad Media. Pudiéramos decir que en general los pedagogos del siglo XVII impulsaron una educación “natural” basada en el retorno a la naturaleza y el ajuste de las materias y métodos de enseñanza a la psicología del niño. 

Las ideas de Rousseau influyeron en el humanista suizo Johann Heinrich Pestalozzi, quien propugnaba la educación como factor del desarrollo integral de las facultades del niño, además abogó por una educación activa, en contacto con la naturaleza y con la experiencia directa.

Otros pensadores cuyas ideas incidieron en laeducación, fueron: el inglés Herbert Spencer quien fundamentaba los principios y medios educativos en el conocimiento de las leyes naturales, físicas y psíquicas; el francés Emile Durkheim, quien proponía el sustento sociológico; el estadounidense John Dewey se pronunciaba por una educación pragmática y progresista y una escuela realmente socializadora del niño sustentada en el “aprender haciendo”; el español Francisco Giner de los Ríos proponíauna educación naturalista y liberal sustentada en el diálogo y la convivencia.

A finales del siglo XIX la ciencia y la tecnología habían logrado avances importantes, el predominio de la fe como principio y fin de la educación escolar empezaba a cuestionarse seriamente. Las voces de Galileo Galilei, Isaac Newton, René Descartes y muchos otros hicieron que el dominio de las iglesias en la educación y los sistemas monárquicos de gobierno que definían su actuación en la “inspiración divina” poco a poco fueran perdiendo su hegemonía. El Antiguo Régimen tenía serias fisuras y se revelaba incapaz para subsistir con su anquilosado esquema, en un mundo con nuevas y desconocidas exigencias de manufactura, tecnología, economía, política, ciencia.

La educación pasó a procesos de revisión y empezó a tomar rumbos tecnicistas y a reclamar la reivindicación de los derechos humanos. Los hallazgos delas nuevas ciencias estaban incidiendo en la educación. “La escuela nueva rompe con el verbalismo retórico tradicional, con la formación coactiva del carácter a través de la disciplina, con el autoritarismo magisterial y la sumisa pasividad del niño, con la metafísica inmovilista y esencialista, y en su lugar se propone volcar la educación hacia la vida y la producción social”, decía J. Dewey. 

En el transcurso del siglo XX confluyen diversos movimientos pedagógicos bajo el nombre común de “Escuela Nueva”, que agrupó a varios pensadores entre los que citamos al belga Ovidio Decroly, que impulsaba la globalización dela enseñanza a partir de los “Centros de Interés” de los niños; el francés Célestin Freinet que impulsaba la actividad y el trabajo en equipo en el salón de clases. El suizo Eduardo Claparede y la italiana María Montessori se pronunciaban por el respeto a los derechos humanos y la atención a los niños con capacidades diferentes. 

A Escuela Nueva reivindica al niño, lo pone en el centro. Sin embargo el aumento de la escolaridad no se reflejó en los pobres sino en la clase media, en los burgueses, en los habitantes de la ciudad. Dehecho, las reformas educativas de diversos estados europeos, inspiradas en la legislación escolar napoleónica, establecían un sistema escolar dual, con estructuras paralelas: los establecimientos, contenidos y maestros para la burguesía y las escuelas elementales para los pobres. 

En general la Escuela Nueva, dice John Dewey, “rompe con el verbalismo retórico tradicional, con la formación coactiva del carácter a través de la disciplina, con el autoritarismo magisterial y la sumisa pasividad del niño, con la metafísica inmovilista y esencialista, y en su lugar se propone volcar la educación hacia la vida y la producción social.”

El conocimiento, materializado en títulos universitarios, de alguna manera sustituía a los títulos nobiliarios, y representaba un arma poderosa en manos de la burguesía para firmar su supremacía sociopolítica. El ascenso de la burguesía daba cauce al nacimiento del Estado moderno y abría el paso a una nueva educación en la que el latín como vehículo instruccional cedía sulugar a las lenguas autóctonas y el alfabeto impreso favorecía el acceso al conocimiento de manera masiva.

El principal impulsor de la Escuela Nueva-ya lo hemos dicho - fue Jean Jaques Rousseau, quien consideraba que el hombre nacía libre y feliz, pero que se convertía en desgraciado a causa de las convenciones sociales que eran en realidad cadenas de opresión; era el defensor de la igualdad, preocupado por las desigualdades sociales. Para Rousseau lo fundamental era la formación del niño en el ambiente natural.

Otro personaje imprescindible de la “Escuela Nueva” es el pedagogo suizo Juan Enrique Pestalozzi, quien dedicó su vida a fundar y dirigir escuelas para niños pobres. Planteó con toda claridad la idea del desarrollo integral del niño y la importancia de la familia en la formación de la personalidad infantil. Fundamentaba la educación en el respeto y el amor hacia sí mismo y hacia los demás. Trabajó mucho en defensa del respeto a los derechos de los menos favorecidos para quienes reclamó en todo momento su derecho a la educación.

Dado que trabajó en el momento del desarrollo industrial proponía que “la educación es el medio para lograr la dignificación laboral y la transformación social.” A Pestalozzi le debemos, de alguna forma, la creación de las escuelas rurales y la visión de ver la educación como una estrategia para acceder dignamente al trabajo.

Durante el siglo XX continuaron presentándose diversas propuestas educativas con el propósito de renovar las prácticas de la escuela tradicional.

La escuela marxista, representada por Pavel Blonskij, A. V. Lunacharski y Antón Makárenko, quienes propusieron utilizar el taller y la fábrica como escuela de trabajo productivo para la sociedad. Makárenko trabajó hacia 1920 con muchachos huérfanos y delincuentes en las comunas de la posguerra “Máximo Gorki” y “1º de mayo”, y construyó una propuesta muy acorde con el sistema socialista en el que creía.

La educación antiautoritaria, encabezada por el británico Alexander S. Neill, autor del famoso experimento de educación para la libertad -el niño puesto al nivel del maestro se desarrollaría a su modo y a su debido tiempo- denominado “Summerhill”.

La educación liberadora que fue encabezada por el pedagogo brasileño Paulo Freire, quien plantea una original propuesta de pedagogía del oprimido orientada a liberar a los pobres mediante un proceso de “concientización” (conocimiento crítico del mundo) para transformar la realidad social que lo rodea. Desde 1960 personalmente puso en práctica su método de alfabetización de adultos con excelentes resultados en Brasil, Chile y Uruguay.

La educación desescolarizada, donde su propuesta educativa va en el sentido de educar fuera de la escuela, en contacto con la realidad familiar, social y cultural en una especie de “escuela fuera de la escuela”, potenciando el aprendizaje informal y la relación del hombre con su medio: naturaleza, sociedad, trabajo, medios, etc. Aunque no arraigó en prácticas pedagógicas reales, esta teoría contribuyó al reconocimiento del poder educativo que tiene el entorno en el ser humano. 

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Procedencia:
Veinte experiencias educativas exitosas en el mundo.
2005, Centro de Altos Estudios e Investigación Pedagógica, proyecto administrado por el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Nuevo León (CECyTE, NL)

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